divendres, 20 de juny del 2014

Ressaca post-Sant Jordi tardana (X. Ayén i J. Massot)

El Sant Jordi de Nombeko y Manolita

XAVI AYÉN / JOSEP MASSOT  /  Barcelona /  LA VANGUARDIA  /  24 de abril de 2014

Las protagonistas femeninas de Jonas Jonasson y Almudena Grandes, las más deseadas del día del Libro
La actriz Bella Agossou encarnó a Nombeko, la protagonista de La analfabeta que era un genio de los números
OTRA CAMPANADA La editorial de Isabel Martí ya lleva tres años consecutivos en el podio de Sant Jordi

JONASSON, DESDE GOTLAND “El próximo pollito que nazca en mi granja será bautizado como Sant Jordi”
¿Puede una analfabeta triunfar en la fiesta del libro? Sucedió ayer, en el ranking de ventas en catalán de Sant Jordi, con L’analfabeta que va salvar un país, del sueco Jonas Jonasson (La Campana), número uno de la clasificación, como ya le sucedió hace dos años con su abuelo centenario que se escapaba por la ventana de una residencia. En castellano, fue otro personaje femenino fuerte, la Manolita de Almudena Grandes, el favorito de los lectores, que compraron con entusiasmo Las tres bodas de Manolita (Tusquets), una historia de resistentes en los años 40 y 50 ambientada en Madrid.
Desde la casa-granja en que reside en Suecia, donde unos problemas de salud le impidieron acudir a Barcelona, como tenía inicialmente previsto, Jonasson hizo llegar este mensaje a La Vanguardia: “Con lectores así, ¡siempre hay esperanza! Brindaré con cava en Gotland por tanta gente entusiasmada, los editores y mi agente, todos presentes en mi ausencia. Prometo que el próximo gallo o gallina que nazca en esta granja se llamará Sant Jordi”.
La editorial independiente La Campana consigue, por tercer año consecutivo –tras la primera novela de Jonasson y el Victus de Sánchez Piñol–, el cetro de Sant Jordi, infligiendo de nuevo una derrota a los grandes grupos. La editora, Isabel Martí, ideó esta vez una estrategia que consistía –a falta de autor– en que la protagonista, Nombeko, firmara libros, encarnada en la actriz Bella Agossou, que se define como “una negra catalana, muy parecida a Nombeko, que es una negra sueca. Como en el libro, hoy todo sucede muy deprisa y no hay ningún plan”. La acompañaba, vestido de conejo rosa, el actor que hacía de Allan, el abuelo centenario de la primera novela. Otros disfraces exitosos fueron el de Gerónimo Stilton –que también firmaba– o los personajes disfrazados de miquelets, los milicianos catalanes austriacistas, para arropar las muchas novedades editoriales en torno a 1714.
Almudena Grandes, una habitual de Sant Jordi y aficionada colchonera, aseguraba ayer: “Es la primera vez que gano en Sant Jordi. El Atleti no pudo ganar al Chelsea pero Manolita sí, y estoy muy contenta. La gente tenía muchas ganas de fiesta, he visto las calles llenas desde primera hora. Me ha impresionado la maravillosa acogida a esta obra que sucede en Madrid”. Se siente respaldada por los lectores, pues “siempre que publico una entrega de esta serie tengo que vencer una oposición, me dicen que ya está bien de tanta Guerra Civil, pero es que la gente cree que la Guerra Civil dura hasta el destape, porque la acción se desarrolla en los años 40 y 50”.
Grandes se negó a firmar ejemplares en la Fnac, en solidaridad con los trabajadores en huelga. Otros autores, como el norteamericano Mark Z. Danielewski, autor del libro de culto La casa de hojas, se apiadó de las personas que hacían cola con un ejemplar de su obra en las manos, y se dirigió a ellos para, de pie, irles firmando uno a uno. Argumentó: “Yo no soy de aquí, no conozco el conflicto laboral, y además es gente que ni siquiera debe haber comprado el libro en la Fnac ahora, porque se ve que los tienen muy usados”.
El efecto García Márquez se notó, pero no cobró las dimensiones que algunos habían esperado, pues, según los libreros, “a muchos puntos de venta no habían llegado sus libros, hubo más demanda que oferta”, a pesar de que Penguin Random House había hecho un esfuerzo para que 200.000 ejemplares adicionales de sus obras estuvieran en los puntos de venta.
Amazon hizo pública una lista de los libros electrónicos más descargados, encabezada en catalán por el thriller Perduda de Gillian Flynn y la novela de Jonasson, y en castellano por Cien años de soledad de García Márquez y el Capitán Alatriste de Arturo PérezReverte. Pero la novedad tecnológica de la jornada la protagonizaron Federico Moccia y Rafael Nadal, en un encuentro literario que tuvo lugar en la Apple Store de paseo de Gràcia. El superventas italiano y el catalán firmaron sobre tarjetas de iTunes, el soporte en el que los lectores se habían descargado sus libros digitales, aunque lo ideal sería que los autores puedan llegar a firmar sobre el propio libro digital, es decir, sobre la tableta.
San Giorgio, Paolo Uccello, National Gallery, LondonCare Santos firmaba, en honor del título de su libro, Desig de xocolata (Proa), con una tinta color cacao. Donna Leon aprovechó para abastecerse de frutos secos y miel en su puesto favorita de la Boqueria.
La tradicional lista de las nuevas promesas de las letras catalanas que realizan Núvol y Catalunya Ràdio, incluyó a Joan Todó, Yannick Garcia, Alba Dedeu, Sergi Pons Codina, Gemma Casamajó, David Gálvez, Albert Pijoan, Maiol de Gràcia, Quim Soler, Gemma Casamajó, Albert Pijoan, Lluís Calvo y Alba Sabaté.
En los ojales de americanas y vestidos triunfó la pegatina de Òmnium 9 N. Votar és normal. Màrius Serra añadió una llamativa camiseta con el lema “Vull Butà” y la imagen de una bombona de butano. “Es un homófono que no sirve para Lleida o las terres de l’Ebre”, decía junto a Jaume Cabré, que firmaba Jo confesso en catalán, francés y alemán. “Ha venido una japonesa para que le firmara el libro en catalán”.
Sergi Pàmies firmaba ejemplares de Cançons d’amor i pluja a un ritmo constante. Tanto él como Enrique Vila-Matas constataban la moda que empezó hace unos años y que ahora ya es hábito. “Además de la firma, quieren una foto con el autor, una selfie”.
Los traductores, cansados de que se ignore su trabajo, reclamaron visibilidad y en el paseo de Gràcia firmaron libros traducidos por ellos. Su trabajo es esencial para que la literatura viaje. Como el ejercicio que ha tenido que hacer López Guix con la traducción del Tristram Shandy en cómic de Martin Rowson.

dimecres, 18 de juny del 2014

The art of creating new readers

The literary canon is a compendium of works that overcome the oblivion of time and continue to be read. In the operation of keeping alive books that are not strictly current – by offering them to new readers, who make new interpretations of them – a fundamental role is played by those publishers that are committed to the publication of more or less well-known classics.
On 18 June from 6 p.m. in the evening, Kosmopolis. Programació contínua will be holding a round table with five publishers for whom these classics are essential to the structure of their catalogue. These are the three Catalan publishers Edicions de 1984Minúscula, and Sajalín, Turkish publisher Metis and Dutch publisher Lebowski. Edicions de 1984 is, together with Metis, the most veteran of them: both have three decades of experience behind them. The first of the two has recovered the works of authors such as Dino Buzzati, Hans Fallada, Kurt Pinthus, Aleksander Pushkin, Honoré de Balzac, Lev Tolstoi, Juli Vallmitjana, Eduard Girbal Jaume and, more recently, Walt Whitman, William Faulkner and Alfred Döblin. In the case of Metis, founded in 1982 in Istanbul, it has dedicated a large part of its almost 800 published titles to date to “highbrow literature and critical theory”: in the first section it includes Georges Perec, Marguerite Yourcenar, Henry Bauchau and Bilge Karasu; in the second, it has published works by Ludwig Wittgenstein, Walter Benjamin, Emile Cioran and Sigmund Freud.

Minúscula, which in 2015 will be celebrating 15 years in the publishing business, has, from its first two titles – by Joseph Roth and Marisa Madieri – built up a catalogue that, in the words of its publisher, Valeria Bergalli, has “a marked interest in European culture, in an artistic heritage that has never known frontiers and in writers that, at decisive moments, deciphered the signs of the times with extraordinary sensitivity”. Thus, it has opted for authors such as Varlam Shalámov, Giani Stuparich, Gertrude Stein, Annemarie Schwarzenbach, Hans Keilson, Svetislav Basara, Pierre Bergounioux, Rachel Bespaloff and Shirley Jackson. Coinciding with its tenth anniversary, it launched a collection in Catalan, in which it has published Anton Chekhov, Dacia Maraini and Ferdinando Camon, among other authors.

In the case of the Dutch publisher Lebowski, it combines the publication of contemporary Dutch authors with classics such as Natsume Sooseki, Gaito Gazdanov, Erich Kästner and Cornelis Bastiaan Vaandrager and established 20th century names in American letters such as Jack Kerouac, William S. Burroughs and Charles Bukowski.

Sajalín is, of the five publishers that will be present at the round table, the youngest of all. Its mission is very clear: “to publish in Spanish unpublished or forgotten works of the best contemporary foreign narrative”. In just five years, it has enabled its readers to discover the work of Edward Bunker, Seumas O’Kelly, Osamu Dazai, Kenneth Cook, Edlef Köppen, Beppe Fenoglio and Luigi Bartolini. It has recently incorporated novels by Waguih Ghali and Dambudzo Marechera.

The “Unknown Classics” round table forms part of the Schwob project, which aims to make better known around Europe some forty books of high literary quality that have rarely been translated, including titles by Miklós Banffy, Tibor Déry, Kees Bordewijk, Víctor Català and Álvaro Cunqueiro. After discussing the publication of canonical authors, in a second debating session – at 7.30 p.m. – Kosmopolis will focus on writers who have started to open up a pathway recently. This is the case of Marina EspasaYannick GarciaJenn Díaz and David Gálvez. Espasa made her debut in 2012 with the novel La dona que es va perdre (Empúries), and she is planning to publish her second book next year. Garcia, who became known with De dalt i de baix (Edicions 62), a book of poems that won the Gabriel Ferrater Prize in 2003, has returned after a parenthesis of nearly a decade with the collections of short storiesBarbamecs (Cossetània, 2012) and La nostra vida vertical (L’Altra, 2014): the latter having won the Documenta Prize. Jenn Díaz is the youngest of the four authors – she is only 26 years old and, surprisingly, she is also the most published: Es un decir (Lumen, 2014) is already her fourth novel. Meanwhile Gálvez, born in Vilanova i la Geltrú but resident in Andorra, has just presented his first singular and very daring novel, Cartes mortes (Males Herbes).

All of them will discuss their reference points, their stylistic options, their ambitions, and the mood in which they have started to open up a path in the world of letters. Do they write about the present, or do they avoid it? Can they survive thanks to writing books? Does the publishing sector give enough support to emerging talents? These will be some of the questions that they will try to answer on 18 June at the CCCB.

dilluns, 16 de juny del 2014

Sobre la participació del menda a 'Kosmopolis' (diari 'Bon Dia Andorra')


'Kosmopolis' convida David Gàlvez per parlar dels nous escriptors

Escrit per: 
E.J.M/ Foto: T.M.

L’esdeveniment literari Kosmopolis, que se celebra biennalment a Barcelona, ha convidat David Gàlvez a participar en una taula rodona en què es parlarà d’autors novells. La pròxima edició deKosmopolis se celebra el 2015 però durant aquest any organitza diàlegs, conferències, tallers i tertúlies. Gàlvez prendrà part al cafè-tertúlia Escriure en present: nous escriptors, que tindrà lloc el 18 de juny a les 19.30 al Centre de Cultura Contemporània de Barcelona.
Gàlvez, que enguany ha publicat el seu primer llibre, Cartes mortes (Males herbes), compartirà protagonisme amb escriptors que s’estan obrint camí, com Marina Espasa, La dona que es va perdre (Empúries); Yannick Garcia, Barbamecs (Cossetània) i La nostra vida vertical (L’Altra), i Jenn Díaz, Es un decir (Lumen). Tots ells debatran de les possibilitats dels nous escriptors.

divendres, 13 de juny del 2014

Esther Jover sobre el debat obert sobre literatura al CCC


L’efecte Villaró o l’efervescència de la literatura andorrana contemporània

Escrit per: 
E.J.M./Foto:T.M.

Ja era un autor reconegut de les lletres catalanes però el premi Josep Pla i el fenomen de la novel·la Els ambaixadors (Destino) l’ha catapultat i, de retruc, “ha aconseguit fer més coneguda la literatura que s’escriu a Andorra”. És el que Elena Aranda, lectora professional per a editorials com Grup 62, qualifica de “l’efecte Villaró”. Aranda ja ho veia a venir perquè va ser de les primeres que es van llegir el manuscrit i, a més, adverteix –alerta– que sortiran més sorpreses amb nous autors encara desconeguts.
Aranda ho va deixar anar ahir, discretament, en un debat en família organitzat pel Centre de la Cultura Catalana (CCC). Com a convidats, els escriptors Teresa Colom, David Gàlvez i els Alberts, Villaró i Salvadó. La iniciativa havia de ser un debat sobre la salut de la literatura, amb la intervenció d’actors del sector cultural. La resposta, però, i ja ens hi anem acostumant, va ser reduïda: el poeta Manel Gibert; la gent del CCC; la directora de la Biblioteca Pública del Govern; la directora de Promoció Cultural i Política Lingüística; l’exsecretària del Cercle de les Arts i les Lletres i  una desena d’interessats. Més que un debat va ser una conversa entre amics.
Una de les qüestions que es van posar sobre la taula va ser la de “l’efervescència de la literatura andorrana” –si és que es pot posar etiquetes locals a la literatura–. El que és clar és que hi ha un grupet d’autors que publiquen amb assiduïtat –i qualitat– i escriptors novells que prometen. La taula del debat n’era un exemple: tres autors reconeguts (Colom en poesia i Villaró i Salvadó en narrativa) i un a les beceroles, David Gàlvez, que comença amb bon peu amb Cartes mortes(Males Herbes).
Els autors van contrastar les seves opinions sobre la indústria editorial i van deixar clar que no és el mateix publicar en una empresa monstre que en un segell modest o autoeditar-se. Salvadó, hàbil en les xarxes socials i en la presència digital, aposta per l’autopublicació digital ja que de cada venda l’autor se’n queda un 70%, i també prepara la seva extensa bibliografia per oferir-la print on demand (“impressió a demanda”), en què l’autor fixa quant val el llibre a partir del preu de cost. Per contra, en una editorial convencional, si el llibre es ven a 20 euros l’escriptor només se’n queda un 10%, és a dir, 2 euros. I sense descomptar els impostos. Per tant, viure de la ploma no és fàcil.
La conclusió a què van arribar és que les editorials, tant grans com petites, han de reformular el sistema de treball tradicional ja que la irrupció de  les noves tecnologies ho ha desgavellat tot. “A mi ja m’han piratejat, com a la Lady Gaga”, va confessar Villaró, “però això vol dir que per cada descàrrega et prenen uns cèntims del plat dels teus fills”.
Una altra qüestió que es va debatre va ser la utilitat o no dels premis literaris. Tots van coincidir en els beneficis que s’obtenen en promoció i difusió i si, a més, hi sumes uns quants ingressos, encara millor. “Uns diners per comprar temps per seguir creant”, va comentar Colom, que va lamentar que “la poesia és la germana pobra de la literatura”. Gàlvez va proposar “ajudes a la creació, per a obres no acabades”, que permetin invertir temps a escriure.
Els autors van afirmar que a Andorra tenen “molta visibilitat” però que, això, no necessàriament es tradueix en lectors, va matisar Gàlvez. És evident que les ganes d’escriure i de crear a Andorra hi són, però, ¿“l’efervescència” esmentada és flor d’estiu o una constant que es mantindrà en el temps?
Si hem de fer cas de les prediccions d’Aranda, la literatura sorgida d’Andorra seguirà sorprenent. Hi estarem atents.

Fotoreportatge de Tony Lara el dia del debat obert al CCC

Sobre el 'Debat obert sobre literatura' al CCC (per Andrés Luengo)

¿Per què cal salvar el Fiter i Rossell?

El primer Debat Obert reflexiona sobre el paper dels guardons literaris en el context actual

A. L.
ANDORRA LA VELLA

Periodic
Colom, Gálvez, Villaró i Salvadó, a la Llacuna en el primer Debat Obert del Centre de la Cultura Catalana Foto: TONY LARA
El format prometia. Ja saben, quatre (diguem-ne) experts arrepapats a l'escenari –Teresa Colom, David Gálvez, Albert Salvadó i Albert Villaró– i incitats a parlar pel moderador, Arnau Colominas. Prometia per inèdit i perquè, que caram, mai ha existit en aquest racó de món nostre res que s'assembli a una reflexió pública (i amb públic) sobre les coses –dèries i neguits– que afecten la cultura. En aquest cas, la literatura, entesa com un tot on hi caben des dels autors als llibreters, passant pels editors, els lectors i els que hi tenen alguna cosa a dir des de les institucions públiques. Prometia, insistim-hi, i no va decebre (del tot) perquè el primer Debat Obert –ahir al vespre a la Llacuna– va oferir ahir un grapat de suculentes reflexions. Sobretot, a compte dels premis literaris: un miler en l'àmbit català –sí, han llegit bé– i mitja dotzena per aquí dalt.
Salvadó va plantejar la qüestió amb una brevetat inusitada: en un guardó importa en primer lloc que l'obra es publiqui; en segon lloc, que tingui al darrere una promoció adequada; en tercer, que el convoqui una institució de cert prestigi, i per últim, la dotació. No necessàriament, per aquest ordre, és clar. I li va tocar el rebre al Fiter i Rossell, el degà dels premis literaris que es convoquen Runer amunt, que el Govern dota generosament –molt generosament– amb 15.000 euros i que, per dir-ho amb suavitat, no acaba d'arrencar. Inés Sánchez en va fer un diagnòstic feridor: resulta que el Fiter i Rossell ha tingut històricament una promoció pèssima. I això que el publicava Columna. Fins al punt que –deia ahir Sánchez– «ens trobàvem amb caixes i caixes de llibres que no es venien mai». Aquesta dinàmica suïcida, que s'arrossega des de fa anys i panys, s'ha intentat canviar abandonant Columna i posant el premi en mans de Pagès.
El resultat és La ciutat de les flors, d'Albert Hernández Xulvi, «que s'ha venut bé a València, potser perquè l'autor és valencià, però no a la resta del territori». El cas, és clar, és que un guardó amb quatre dècades de trajectòria ha tingut temps de sobra per demostrar si era o no necessari. Més enllà de la (pèssima) promoció, i de la (inexistent) distribució, es faci el lector la següent pregunta: ¿quins són els últims cinc guanyadors del Fiter i Rossell? De fet, ¿en sabria dir un de sol, deixant de banda els autors de casa? I ara, aquesta altra: ¿sobreviuria, la literatura catalana –i no diguem ja, l'andorrana–, sense el premi? Perquè arribat en aquest capítol de la pel·lícula la pregunta potser ja no hauria de ser què cal fer perquè el Fiter i Rossell funcioni, sinó si té avui algun sentit que existeixi un premi com aquest, greixat amb diners públics i que –s'ha demostrat– només interessa a qui el guanya.
A més d'oportuna, la pregunta hauria trobat destinatària: la directora de Promoció cultural del ministeri, el pagano de tot plegat, present ahir a la Llacuna. Però no hi va haver ocasió. Potser perquè en el desangelat primer Debat hi va fallar sobretot el públic: una dotzena escassa d'assistents, amb clamorosa deserció de llibreters, editors, autors i, en fi, també lectors. ¿No li interessa a ningú més, conèixer els neguits de quatre dels nostres autors franquícia? És clar que va fallar clamorosament la promoció (!) –no n'hi ha prou a aixecar un esdevenient potencialment interessant i confiar alegrement en el boca-orella i les xarxes socials, i encara menys en aquest país. I que l'organització no esperava tampoc una resposta massiva. Però francament, entre poc i massa.